Comentario
Tokio no había esperado a terminar sus conquistas de Singapur y Filipinas para continuar la serie de victorias y su vertiginoso expansionismo. Norteamericanos, británicos y holandeses, sin buques de guerra y faltos de preparación para una guerra como aquella siguieron batiéndose en retirada ante los ejércitos del sol naciente.
A mediados de diciembre, una pequeña fuerza japonesa ocupó los aeródromos británicos cercanos a Tenasserin, en Birmania, que podían servir de base de operaciones hacia Malaya. En Navidad, la Aviación japonesa bombardeó Rangún y, a mediados de enero, se inició una marcha por tierra para conquistar Birmania desde las bases niponas en Tailandia.
Los japoneses eran apenas 15.000 hombres (Iida), que se enfrentaban a otros tantos birmanos recientemente reclutados, dos batallones ingleses y una brigada india. Aunque la inferioridad numérica japonesa era evidente en tierra, sus fuerzas aéreas triplicaban a las británicas, que sin comunicación por tierra con India defendían difícilmente un espacio muy amplio.
Así, los japoneses mantuvieron la iniciativa y se infiltraron en aquellos frentes inmensos, mientras sus enemigos intentaban una defensiva imposible. El alto mando británico pretendió retrasar las operaciones hasta la llegada del monzón de verano, cuyas inundaciones harían impracticable el terreno. Pero el mito japonés paralizaba las iniciativas de los ingleses, que se consideraban vencidos de antemano.
El 6 de marzo de 1942 evacuaron Rangún, y los japoneses entraron sorprendidos en una ciudad abandonada, sin más, por los defensores. Por fin, los ingleses iniciaron una larga y difícil retirada hacia la India, que estaba a 300 kilómetros, antes del esperado monzón de verano.
Los japoneses trataron de interceptarlos, pero la marcha británica se aceleró y la retirada logró salvar a la mayoría de los hombres. Casi todo el equipo, incluidos los carros de combate, fue abandonado en el camino.
Las humillaciones de las potencias coloniales no terminaron aquí. La flota japonesa entró en el Indico y los ingleses reforzaron Ceilán, ante el temor de otra invasión. En febrero fue atacada Indonesia y el día 27 una flota holandesa (almirante Doorman) fue destruida. La invasión se extendió a Timor, Java, parte de Nueva Guinea y las islas Salomon.